La química en el amor
¿Te ha pasado que cuando ves a una persona por primera vez, comienzas
 a sudar como nunca, tienes palpitaciones, tus manos tiemblan, te 
ruborizas, sientes ese cosquilleo en el estómago; se te va la onda, 
tartamudeas y comienzas a reirte de la nada?. Bueno pues esto indica 
nada más y nada menos que aquella persona que esta frente a ti es 
bioquímicamente tu media naranja. Es a quien has estado esperado por 
mucho tiempo.
Estas sensaciones tienen su porqué en fundamentos psicológicos y físicos que se van construyendo desde la niñez.
Antes
 de que una persona se fije en otra, ya ha construido un mapa mental, un
 molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará 
enamorarse de una persona y no de otra.
El sexólogo John Money 
considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de 
edad, en base a las asociaciones con miembros de su familia, amigos, con
 experiencias y hechos fortuitos.
Así pues antes de que el verdadero amor llegue a tí , tu ya elaboraste sus rasgos esenciales, es la persona ideal a quien amar. 
 La Química del amor
Esa especie de fascinación que hace que dos seres se queden 
"enganchados" con gran necesidad de interactuar y conocerse más se le 
llama "La química del amor". 
Se refiere a un conjunto de 
reacciones emocionales en donde hay descargas neuronales (electricidad)) y
 hormonales (sustancias químicas como dopamina y norepinefrina y bajos 
niveles de serotonina) además de ácidos, gases y olores.
Todo ellos se mezclan creando una revolución interna que convierte lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo. Son reacciones que explican buena parte de los signos del enamoramiento.
De la emoción al enamoramiento
Los hombres, son los que parecen ser más susceptibles a la acción de 
las sustancias asociadas al amor. Ellos se enamoran más rápida y 
fácilmente que las mujeres.
El verdadero enamoramiento parece ser 
que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, 
compuesto orgánico que tiene la 
capacidad de aumentar la energía física y la lucidez mental.
El 
cerebro responde a tal compuesto con la secreción de dopamina (inhibe el 
apetito), norepinefrina y oxitocina, provocando que los enamorados 
puedan permanecer horas conqueteando o conversando 
sin sensación alguna de cansancio o sueño. 
Estos compuestos 
ayudan a forjar lazos permanentes entre la pareja tras la primera oleada
 de emoción y por si fuera poco hasta fortalecen el sistema 
inmunológico. En caso contrario, a las personas que tienen menos 
receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la oxitocina,
 se les dificulta establecer lazos permanentes con su pareja.
Lamentablemente
 el período de enamoramiento no es eterno, perdura de 2 a 3 años, 
incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica decae. Con el
 tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas 
sustancias.
Es entonces cuando comienza una segunda fase donde 
estan presentes otro tipo de sustancias químicas como las endorfinas que 
confieren la sensación común de seguridad, comodidad y paz, dando lugar a
 la etapa del apego. 
 El término de una relación involucra a la química
Trás la bajada de FEA, las personas pueden sentirse cada vez menos 
enamoradas, pero si a esto le agregamos que se han dejado llevar por el 
sentimiento sin darle el espacio que se merece al raciocinio, 
seguramente experimentarán insatisfacción, frustración, separación e 
incluso el odio.
Cuando la relación de pareja se rompe, se 
involucra ciertas sustancias químicas; el nivel de feniletilamina se 
derrumba y el cuerpo experimenta una especie de "síndrome de 
abstinencia" que coincide con el ansia de comer chocolate (rico en 
feniletilamina) que sienten muchas personas tras una ruptura.
Hace
 apenas 13 años, se planteó el estudio del amor como un proceso 
bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y 
de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas 
intensas.
Científicamente entonces, existe una química interna que
 se relaciona con nuestras emociones, sentimientos y conductas; ya que 
hasta el más sencillo de ellos, está conectado a la producción de alguna
 hormona.


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