“Conocemos a Miguel”

 

Vida y obra 

                                                                                                           Discurso


“Disfrutamos leyendo a Miguel” La sombra del ciprés es alargada 4ºESO

 

La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes



 

Resumen

Una novela sobre el amor y la esperanza que supuso el descubrimiento de Miguel Delibes y marcó un antes y un después en la narrativa española.
 
  El protagonista de esta novela, la primera de Miguel Delibes, galardonada con el premio Nadal 1947, es –como en tantas de sus obras- un niño. Pedro, huérfano desde la infancia, va a parar a Ávila para su educación, al hogar sombrío de don Mateo Lesmes, que le inculcará la creencia de que para ser feliz hay que evitar toda relación con el mundo, toda emoción o afecto. Sólo la vitalidad de la juventud podrá hacerle superar este pesimismo inculcado. Sin embargo, los acontecimientos parecen obligarle a recordar lo aprendido... Con el estilo impecable que lo caracteriza, Delibes traza una obra inolvidable en que la muerte, que rodea constantemente al protagonista, es vencida al fin por la esperanza. 

 

Fragmento

 

«Hacen falta años para percatarse de que el no ser desgraciado es ya lograr bastante felicidad en este mundo.»

 

“—Todo está regido por un perfecto equilibrio —continuó—. La naturaleza, las plantas, los animales, el hombre, toman y dan con una armoniosa ponderación. Junto a las altas montañas ve usted siempre los valles profundos; a la frescura lozana de la primavera la sucede la yerta esterilidad del invierno; al lado del capullo están siempre las espinas; las épocas de abundancia son coronadas por épocas de escasez; la guerra sigue a la paz y la paz a la guerra, formando unos estratos semejantes a los del suelo… Ésta es la ley del contraste que rige el mundo. Pero al mismo tiempo es la razón de que todo, todo, tenga su sentido en el universo.

 

Doña Sole hizo otra breve pausa y prosiguió:

 

—Pero este equilibrio, esta alteración de lo bueno y lo malo, no puede bastar para enfangarnos en el pesimismo. El pesimismo sólo nos deja ver las espinas en los rosales, la muerte en el hombre, la carne en el amor. Alimentados de pesimismo no vivimos la vida, la sufrimos. Todo lo malo de la vida se agiganta para el pesimista, y, además, lo bueno lo hace malo, precisamente porque de todo escoge su fachada negativa. Y aquí está el error: la contradicción con Dios; la contradicción con nosotros mismos. Cuando la vida es amarga, hay que suavizarla con la representación de un Gólgota, y cuando es dulce, mitigar sus dulzuras pensando que otros sufren por lo que nosotros no sufrimos. Siempre tendiendo al equilibrio, que es el camino de la verdad."

 

Miguel Delibes, La sombra del ciprés es alargada, 1948.

“Disfrutamos leyendo a Miguel” El camino 3º ESO

 

El camino de Miguel Delibes



 

Resumen

La obra trata de un niño que es obligado a marchar a progresar a la ciudad. Él no quiere ya que cree que la vida en el pueblo es lo mejor para él, y que podría trabajar como quesero o como herrero. En una noche nos narra sus historias, que transcurren en un pueblo de la mancha, poniendo como paisajes los caminos del pueblo, las montañas, los ríos e incluso en el bosque. En esta obra se mezclan temas como el del amor, la muerte, la despedida y sobretodo el desarrollo de los pueblos haciendo referencia a las ciudades.

 

 Fragmento


“El valle... Aquel valle significaba mucho para Daniel, el Mochuelo. Bien mirado, significaba todo para él. En el valle había nacido y, en once años, jamás franqueó la cadena de altas montañas que lo circuían. Ni experimentó la necesidad de hacerlo siquiera.

A veces, Daniel, el Mochuelo, pensaba que su padre, y el cura, y el maestro, tenían razón, que su valle era como una gran olla independiente, absolutamente aislada del exterior. Y, sin embargo, no era así; el valle tenía su cordón umbilical, un doble cordón umbilical, mejor dicho, que lo vitalizaba al mismo tiempo que lo maleaba: la vía férrea y la carretera. Ambas vías atravesaban el valle de sur a norte, provenían de la parda y reseca llanura de Castilla y buscaban la llanura azul del mar. Constituían, pues, el enlace de dos inmensos mundos contrapuestos.

En su trayecto por el valle, la vía, la carretera y el río -que se unía a ellas después de lanzarse en un frenesí de rápidos y torrentes desde lo alto del Pico Rando- se entrecruzaban una y mil veces, creando una inquieta topografía de puentes, túneles, pasos a nivel y viaductos.

En primavera y verano, Roque, el Moñigo, y Daniel, el Mochuelo, solían sentarse, al caer la tarde, en cualquier leve prominencia y desde allí contemplaban, agobiados por una unción casi religiosa, la lánguida e ininterrumpida vitalidad del valle. La vía del tren y la carretera dibujaban, en la hondonada, violentos y frecuentes zigzags; a veces se buscaban, otras se repelían, pero siempre, en la perspectiva, eran como dos blancas estelas abiertas entre el verdor compacto de los prados y los maizales. En la distancia, los trenes, los automóviles y los blancos caseríos tomaban proporciones de diminutas figuras de «nacimiento» increíblemente lejanas y, al propio tiempo, incomprensiblemente próximas y manejables. En ocasiones se divisaban dos y tres trenes simultáneamente, cada cual con su negro penacho de humo colgado de la atmósfera, quebrando la hiriente uniformidad vegetal de la pradera. ¡Era gozoso ver surgir las locomotoras de las bocas de los túneles! Surgían como los grillos cuando el Moñigo o él orinaban, hasta anegarlas, en las huras del campo. Locomotora y grillo evidenciaban, al salir de sus agujeros, una misma expresión de jadeo, amedrentamiento y ahogo.

Le gustaba al Mochuelo sentir sobre sí la quietud serena y reposada del valle, contemplar el conglomerado de prados, divididos en parcelas y salpicados de caseríos dispersos. Y, de vez en cuando, las manchas oscuras y espesas de los bosques de castaños o la tonalidad clara y mate de las aglomeraciones de eucaliptos. A lo lejos, por todas partes, las montañas, que, según la estación y el clima, alteraban su contextura, pasando de una extraña ingravidez vegetal a una solidez densa, mineral y plomiza en los días oscuros.

Al Mochuelo le agradaba aquello más que nada, quizá, también, porque no conocía otra cosa. Le agradaba constatar el paralizado estupor de los campos y el verdor frenético del valle y las rachas de ruido y velocidad que la civilización enviaba de cuando en vez, con una exactitud casi cronométrica.

Muchas tardes, ante la inmovilidad y el silencio de la naturaleza, perdían el sentido del tiempo y la noche se les echaba encima. La bóveda del firmamento iba poblándose de estrellas y Roque, el Moñigo, se sobrecogía bajo una especie de pánico astral”.

Miguel Delibes,  El camino (1950)

“Disfrutamos leyendo a Miguel” El príncipe destronado 2ºESO

 

El príncipe destronado de Miguel Delibes


Resumen

En esta obra de Miguel Delibes no existe ninguna historia en particular, ya que, el cuento sólo dura un día extraído de la vida de un niño de casi cuatro años llamado Quico, el protagonista del libro.Quico es el quinto de seis hermanos, y es ahí donde radica el problema: su sexta hermana, Cris, tiene tan solo un año y lógicamente recibe toda la atención y cuidados de toda la casa, dejando delado a Quico.

Al sentirse desplazado por su hermana pequeña del protagonismo de la casa, intenta llamar la atenciónsiempre que puede. Se siente, como bien indica el título del libro, como un"príncipe destronado".¿Quién no se ha sentido alguna vez celoso, sea de niño o de adulto, por ese hermano, ese primo, ese familiar o incluso ese simple amigo que te ha robado parte de tu protagonismo?

En la obra aparecen varias ideas principales como por ejemplo el camino hacia la madurez desde el punto de vista de un niño; el valor de la educación en la infancia etc…

 


 Fragmento

 

“- ¡Oh, no, no digas eso! Este niño necesita un cariño especial, Merche. No olvides que hasta hace un año era el rey de la casa. Es el príncipe destronado, ¿oyes? Ayer, todo para él; hoy, nada. Es muy duro, mujer.

La voz de Mamá era suave, pero implacable:

-Tonterías -dijo-. Yo he destronado ya cuatro príncipes sin tantos paños calientes yme ha ido muy bien.

-Has tenido suerte, eso es todo. Pero mira lo que dicen los psiquiatras.

-¿Qué?

-Los complejos y eso. Todo eso viene de cuando niños, ya ves. Una cosa a la que no le dasimportancia y, a lo mejor, de mayor, un complejo. Son cosas muy enrevesadas, ésas, pero Pepa cruz, ya lo oyes, antes una enfermedad que un complejo. Es muy serio, hija, eso de los complejos."

Miguel Delibes, El príncipe destronado, 1973