Rihanna y una
relación tóxica
Febrero de 2009. La
relación había superado todos los límites de violencia.
Rihanna y Chris
Brown habían asistido a la fiesta que daba Clive Davis una noche antes de la
ceremonia en la que se entregan los Grammys. Esa noche Chris Brown le había
dicho a la persona con la que había estado en un pasado que no fuese a esos
lugares, pero tal persona asistió, se acercó directamente a la mesa y les
preguntó cómo iban. Ese era un tema que molestaba a Rihanna y él lo sabía. La
miró y estaba llorando, así que intentó
que cesara de llorar.
Después de beber
unas copas, se tranquilizó y abandonaron la fiesta. Sin embargo, la pelea se
desató en el interior del coche después de que ella revisara los mensajes del
móvil de su novio, donde encontró algo que no le agradó. Desde ese momento dejó
de confiar en Brown. Rihanna tiró el teléfono y comenzó a gritarle “Te odio, te
odio”. Mientras los ánimos subían en el Lamborghini, Brown le decía que parase,
que él decía la verdad. Ella continuaba golpeándolo cuando, de repente, Brown
le pegó con el puño cerrado en la cara y le partió el labio. Cuando vio lo que
había hecho, se quedó en estado de shock,
no podía creer que le hubiese hecho algo así a Rihanna. Entonces ella empezó a
escupirle a la cara, escupía sangre, y eso lo enfureció aún más. La cantante
intentó coger su teléfono, pero él no estaba dispuesto a dárselo, así que
Rihanna bajó del coche gritando y pidiendo ayuda, diciendo que Brown estaba
tratando de matarla.
Tras el incidente,
Chris Brown fue condenado por un delito grave de asalto y sentenciado a cinco
años de libertad condicional, 180 días de servicio comunitario y un año de
consejería.
Tras haber
intentado retomar su romance en 2012, pocos entendieron esa segunda oportunidad
y Rihanna lo aclaró hacia el 2015 en diferentes entrevistas diciendo que "era una niña. Una niña que siente tanto
dolor como la misma relación, quizás hay personas que son más fuertes que
otras. Quizás yo estoy hecha para soportar cosas así". Además, la cantante
aseguró que se había sentido capaz de cambiarlo: "en un ciento por ciento,
yo era sobreprotectora con él. Sentía que la gente no lo comprendía, incluso
después de... Pero luego te das cuenta que en esa situación, tú eres el
enemigo”.