Lunes 13 de mayo

El mito de Atenea y Aracne




        Aracne era una joven  muy famosa por su gran belleza pero más, por su gran habilidad para el tejido y el bordado. Según cuentan, las mismas ninfas del campo acudían a casa de Aracne para admirar sus hermosos trabajos. Su prestigio fue tan grande que se creía que ella era discípula de Atenea. A pesar de sus grandes habilidades y belleza, Aracne tenía el gran defecto de ser orgullosa en extremo, y en un momento de inconsciencia y vanidad, retó a la mismísima Atenea. La diosa sin duda aceptó el desafío aunque el mismo día de la competición, decidió darle una oportunidad a Aracne, y disfrazada de una anciana, se le acercó y advirtió de que tuviera más respeto hacia los dioses. Pero Aracne hizo oídos sordos, se burló y la insultó. Muy molesta Atenea, se descubrió ante la joven y empezó el reto. En el tapiz de Atenea, se bordaban mágicamente las imágenes  de los doce dioses principales del Olimpo en toda su grandeza y majestuosidad, y para advertir a Aracne, mostró cuatro episodios ejemplificados de las terribles derrotas que sufrían los humanos por desafiar a los dioses. Por otro lado, Aracne en su bordado representó los amoríos deshonrosos de los dioses, como el de Zeus y Europa o Zeus y Dánae, ofreciendo una imagen de los dioses como locos y borrachos. 
     Atenea muy indignada por aquel insulto, rompió aquel maravilloso tapiz. Aracne, deshonrada y humillada, enloqueció e intentó ahorcarse, pero Atenea la salvó y decidió darle un castigo ejemplar por su pésima conducta, así que, la convirtió en una araña y la condenó a tejer hasta el fin de los tiempos.

                              



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