Miércoles 4 de diciembre

El árbol de Navidad 

Hoy en día resulta imposible hablar de la Navidad sin pensar en el árbol de Navidad. En todas las casas, el árbol es el adorno principal de estas fiestas. Su origen, es incluso más antiguo que el de la propia Navidad. 

Milenios antes de la llegada del cristianismo, los pueblos indoeuropeos celebraban el nacimiento del dios del Sol y la Fertilidad, Frey, adornando un árbol perenne en fechas próximas a la actual Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, en cuya copa se hallaba la morada de los dioses y el Valhalla (el palacio de Odín, el dios principal de la mitología nórdica) y en las raíces más profundas estaba el reino de los muertos.

       
                                 

Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron esa tradición transformando su significado para celebrar el nacimiento de Jesús. Se cree que fue San Bonifacio, en el siglo VII,  evangelizador de Alemania, quien dio un vuelco a la tradición pagana del árbol y a su significado, al cortar con un hacha un árbol que representaba el paraíso nórdico pagano y plantar en su lugar un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las velas se transformaron en esferas, luces, ángeles, lazos, piñas, campanas, guirnaldas y otros símbolos navideños que varían un poco en función de la cultura de cada país, reservándose un lugar de honor para la estrella o el ángel de Navidad, que tradicionalmente se coloca en la punta.

Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por San Nicolás (también conocido como Santa Claus o Papá Noel) o los Reyes Magos, dependiendo la leyenda cultural de la zona.

La tradición de adornar el árbol navideño se inició en Alemania, en el siglo XVI, cuando un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad.

El árbol navideño no llegó a España hasta 1870 cuando,  en Madrid, en el Palacio de Alcañices, ubicado en el actual edificio del Banco de España. una princesa de origen ruso que  decidió adornar su hogar al más puro estilo europeo y, para ello decidió usar un enorme abeto iluminado como centro de su decoración




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