El árbol de Navidad
Hoy en día
resulta imposible hablar de la Navidad sin pensar en el árbol
de Navidad. En todas
las casas, el árbol es el adorno principal de estas fiestas. Su origen, es
incluso más antiguo que el de la propia Navidad.
Milenios antes de la llegada del cristianismo, los pueblos indoeuropeos
celebraban el nacimiento del dios del Sol y la Fertilidad, Frey, adornando un
árbol perenne en fechas próximas a la actual Navidad cristiana. Este árbol
simbolizaba al árbol del Universo, en cuya copa se hallaba la morada de los
dioses y el Valhalla (el palacio de Odín, el dios principal de la mitología
nórdica) y en las raíces más profundas estaba el reino de los muertos.
Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron esa
tradición transformando su significado para celebrar el nacimiento de Jesús. Se
cree que fue San Bonifacio, en el siglo VII, evangelizador de Alemania, quien dio un vuelco
a la tradición pagana del árbol y a su significado, al cortar con un
hacha un árbol que representaba el paraíso nórdico pagano y plantar en su lugar
un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con
manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las
tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo.
Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las velas se transformaron en esferas,
luces, ángeles, lazos, piñas, campanas, guirnaldas y otros símbolos navideños
que varían un poco en función de la cultura de cada país, reservándose un lugar
de honor para la estrella o el ángel de Navidad, que tradicionalmente se coloca
en la punta.
Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el
árbol, enviados por San Nicolás (también conocido como Santa
Claus o Papá Noel) o los Reyes Magos, dependiendo la leyenda cultural
de la zona.
La tradición
de adornar el árbol navideño se inició en Alemania, en el siglo XVI, cuando un
árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad.
El árbol
navideño no llegó a España hasta 1870
cuando, en Madrid, en el Palacio de
Alcañices, ubicado en el actual edificio del Banco de España. una princesa de
origen ruso que decidió adornar su hogar
al más puro estilo europeo y, para ello decidió usar un enorme abeto iluminado
como centro de su decoración
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