JUEGOS
OLÍMPICOS DE INVIERNO 2018
Así es Regino Hernández, todo un personaje detrás de
una barba
Ceutí
afincado en Mijas, se formó sobre esquís y snowboard en Sierra Nevada tras
renunciar al balonmano
Joan Carles
Armengol
Jueves,
15/02/2018 | Actualizado el 16/02/2018 a las 19:22 CET
Regino Hernández, el tercer
medallista español en la historia de los Juegos Olímpicos de
Invierno, es todo un personaje que, más que esconderse detrás
de una barba y bajo una coleta, destaca precisamente por su personalidad y
la firmeza de sus convicciones.
Crecido deportivamente a la sombra de su amigo y compañero, el
donostiarra Lucas Eguibar, ha sabido esperar su
momento para saltar con toda su fuerza a las primeras páginas con una gesta
similar, por inesperada y sorprendente, a la que protagonizó hace 46 años Paquito
Fernández Ochoa al ganar el eslalon de los Juegos de Sapporo
(Japón) de 1972.
Regino
Hernández compitió este miércoles con un casco dorado con el ocho en número
romanos en memoria de su amigo Ángel, fallecido hace tres
años en Sierra Nevada practicando precisamente
snowboard, la modalidad que ahora le ha consagrado. Sobre el podio, compartido
con el doble campeón olímpico, el francés Pierre Vaultier,
y el australiano Jarryd Hughes, elevó los dos dedos
índices al cielo para recordar también a Israel Planas,
el entrenador catalán que falleció a los 41 años de un infarto cerebral el
pasado mes de marzo, menos de una semana después de que Regino y Lucas lograran
en el Mundial de Sierra Nevada la plata en la prueba por equipos.
Fines de semana en Sierra Nevada
Así, decidido pero sentimental, con carácter pero moldeable, es el
nuevo medallista olímpico español, que de muy joven descartó seguir la senda
familiar, encaminada al balonmano, para seguir otra
actividad que le divertía más.
Regino Hernández nació en Ceuta el 25 de julio de 1991 (tiene
26 años), y a los pocos años se trasladó a Mijas (Málaga) siguiendo a sus
padres, relacionados profesionalmente con el balonmano. Tras jugar en las
categorías inferiores del Mijas Málaga, decidió que se
divertía más los fines de semana que su madre le llevaba a él y su
hermana Paula a esquiar a Sierra Nevada. Enseguida
comenzó con la tabla de nieve y se hizo popular por su valentía a la hora de
encarar saltos y baches, a pesar de alguna caída de cierta gravedad. […]
Regino, al igual que 'Luki' Eguibar y el tercero del trío de 'riders'
del equipo español, el cántabro Laro Herrero, no ahorró
nunca en esfuerzos. Cuando no había medios (algo frecuente), los tres
entrenaban, si hacía falta, sobre el colchón de una cama imitando los gestos y
las condiciones de una bajada en tabla de nieve. Israel Planas era en eso un
genio y un motivador nato. También en la preparación mental ha mejorado el
ceutí-andaluz en los últimos años. Ha entrenado la mentalidad con técnicas como
las apneas.
Una barba intocable
Su experiencia ya en dos Juegos anteriores le ha servido para
afrontar de otra manera los actuales. A Vancouver 2010 llegó
con 18 años y apenas se atrevió a competir. El Mundial júnior que ganó en el
2011 en Valmalenco (Italia) le dio más seguridad, a
pesar de que en 38 pruebas de Copa del Mundo disputadas, solo en una ocasión
logró subir al podio, en el bronce logrado en La Molina en el 2014.
Pero el potencial de esta mole de 1,85 metros de altura estaba ahí, a
punto de explotar, a pesar de que otra caída estropeó sus segundos Juegos, los
de Sochi 2014 (21º). Fue 9º en el Mundial de
Kreischberg (Austria) en el 2015 y, el año pasado, subcampeón mundial por
equipos con su inseparable Eguibar en su casa de Sierra Nevada. Una evolución
de la que Regino
Hernández ha ido dejando testimonio en su cuenta de Instagram.
Detrás de su barba y bajo su coleta esconde Regino una gran
personalidad, muy alejada del engreimiento y muy cercana. Eso sí, no
quiere que le toquen su barba, que le ha costado tantos años cultivar. "No
me la voy a quitar aunque gane una medalla", había dicho hace un par de
días en Corea del Sur.
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