EL LOCO
Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas
extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás
muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca
escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes,
cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así,
pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no
tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere.
Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.
Jordi Cebrián
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