“Quien se fue a Sevilla perdió su silla”
Seguramente habrás utilizado este refrán muchas veces tras ocupar un asiento que antes pertenecía a otra persona. Su origen se remonta a la pelea que enfrentó a dos hombres por el Arzobispado de Sevilla.
El primero en ocupar el puesto marchó a Santiago de Compostela para
preparar el futuro cargo del segundo. Sin embargo, tras su regreso
comprobó que este había usurpado su puesto en la cúpula.
Fuente: okdiario
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