Pequeñas historias, grandes lecciones: ¿Agua fría o caliente?
El sabio de una tribu reunió una noche muy fría a los más jóvenes en torno a una hoguera cerca del río. Sobre el fuego colgó una olla llena de agua y extendió una estera en el suelo, en la que colocó tres vasijas de barro vacías. Cuando el agua comenzó a burbujear, el viejo jefe la echó en el recipiente que tenía a su derecha. Después cogió agua helada del riachuelo y la vertió en la vasija que estaba a su izquierda. En el recipiente del medio mezcló agua fría y caliente a partes iguales.
Entonces le pidió a uno de los jóvenes: «Pon la mano derecha en el agua helada y la mano izquierda en el agua caliente. Después saca las manos y coloca las dos en la vasija del medio. Dime, ¿cómo está el agua ahora?». Sorprendido, el joven respondió que en la mano derecha, que había estado en el agua fría, sentía calor; y en la que había sacado de la caliente ahora sentía frío, aunque las dos manos estaban en la misma vasija.
Ante esta respuesta, el viejo sabio exclamó en voz alta: «El agua puede estar fría o puede estar caliente; depende de cómo esté tu mano». Y prosiguió: «Como todo lo que sucede en la vida... puede ser bueno o malo. Eso depende... ¿de qué?». «De uno mismo», afirmó convencido el joven, que se mostró muy satisfecho de haber comprendido el consejo del sabio.
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