Mitología: Orfeo y Eurídice
Orfeo estaba desposado con la ninfa Eurídice, de la que estaba profundamente enamorado.
Un día que ella
estaba paseando por la orilla de un río, se encontró con el pastor Aristeo. Cautivado
por su belleza, Aristeo se enamoró de ella y la persiguió por el campo.
Eurídice trató
de escapar, pero mientras corría tropezó con una serpiente, que la mordió con
su letal veneno. Abatido por su pérdida, Orfeo decidió viajar a los infiernos
(de los que ningún mortal habría retornado jamás), para lograr que le fuera
devuelta su esposa.
A Perséfone,
reina del mundo subterráneo, le conmovió tanto su pena, que accedió a su petición
a cambio de que no mirarse a Eurídice en el camino de vuelta a la luz. Pero a
medida que se acercaba el final de su viaje, Orfeo, no pudo evitar mirar hacia
atrás para comprobar que su amada seguía junto a él. Pero Eurídice aún tenía un
pie en la sombra y al mirar se desvaneció ante sus ojos y la perdió para
siempre. Orfeo nunca se recuperó y vivió con ese sufrimiento el resto de sus días.
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