Lunes 4 de junio: La invención del tiempo


La invención del tiempo: un horario de ferrocarril

Desde los comienzos de la humanidad siempre se concibieron distintos artilugios para medir el tiempo como los relojes solares, al principio no existían horarios, o los horarios se regían por elementos naturales: la luna y el sol, las noches y los días. No es hasta la Revolución Industrial del siglo XIX cuando las formas de producción industriales crean la necesidad de tener que inventar un tiempo artificial para sincronizar el trabajo, acompasar una maquinaria humana.
Surge entonces la necesidad de coordinar los tiempos en los trabajos, surge entonces la necesidad de tener que inventar un horario laboral: una hora de entrada, una hora de descanso y una hora de salida. Este horario laboral se expandió al resto de actividades humanas, inventándolas un tiempo también para ellas a fin de que se acoplasen a él: si la jornada laboral terminaba a las cinco de la tarde, el bar de después del trabajo sería más lógico que no abriese hasta las cinco y dos minutos de la tarde.
¿Cuándo se inventó el tiempo?
El transporte público fue un elemento crucial en el plan de la invención del tiempo: era el encargado de llevar a los obreros a las fábricas para que pudiesen cumplir puntuales el inicio de su jornada laboral. En 1784 encontramos en Gran Bretaña uno de los primeros horarios de carruajes: éste indicaba la hora de salida pero no la hora de llegada, ya que era imposible cuadrar los horarios de, por ejemplo, dos ciudades diferentes. Esto se explica por tres razones:
o    En aquella época no existía una hora consensuada ni siquiera nacionalmente. En Londres los relojes podían indicar las 12:00 mientras que en Liverpool marcaban las 12:20.
o    El reloj no era un invento tan habitual como hoy en día lo es en nuestras muñecas, móviles, ordenadores… Cualquiera de nosotros seguramente tenga hoy día más relojes en su propia casa que un país entero en aquellos años
o    Tampoco los trasportes eran rápidos o las comunicaciones tan inmediatas como para que en Liverpool diese tiempo a saber que iban veinte minutos adelantados respecto a Londres o que en Londres diese tiempo a saber que iban veinte minutos retrasados respecto a Liverpool.
En 1847 las Compañías Británicas del Ferrocarril decidieron remediar esta desincronización y acordaron fijar una hora común para poder cuadrar un horario para sus ferrocarriles: todas seguirían la hora del observatorio de Greenwich. Más de treinta años después, en 1880, el gobierno inglés decidió adoptar el mismo sistema de consenso horario para el territorio nacional. Se inventaba, así, oficialmente, el tiempo.

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